martes, 15 de noviembre de 2016

Embalsamar la vida.

Quién no reconoce el tintineo de los cubitos de hielo golpeando una copa; el tacto húmedo y frío  de las gotas que se van formando en sus paredes a medida que la bebida se enfría, la sensación helada en los labios cuando el ansiado líquido hace su primer contacto con la boca caliente. Jugar con el sabor intenso del alcohol amainado por los cubitos. Las burbujas de gas corretean por la lengua haciendo cosquillas. La boca antes cálida se torna fría, helada. La bebida todo lo hiela. Absolutamente todo; labios, boca, garganta y unos instantes después también alcanza el corazón. Ese acaramelado  y juguetón líquido congela hasta el más profundo de los dolores. Con la congelacion viene la calma y, tras la calma, de nuevo la tormenta. Asoman los dolores y cómo duelen, joder. Duele hasta la piel. Cruje el corazón y sólo el líquido lo puede reparar. Más tintineo, más hielo, por favor. Y vuelve la calma. Y así, embalsamando el corazón destrozado pasan las noches, los días y la vida. 

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4° ejercicio Curso Creación Literaria.
Pauta: un líquido en el cuerpo.
Tiempo: 1 hora

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