sábado, 28 de abril de 2012

Glaciar Perito Moreno.


Cuando se tiene delante de los ojos un río de hielo de 30 km de largo y 15 km de ancho y 20 m de altura y que avanza 3 m diarios...uno se olvida de absolutamente todo; de las 30 horas de bus, del frio y hasta de su propio nombre. De repente te sientes hormiga. Ni la mejor de las meditaciones logra lo que el glaciar Perito Moreno; que la mente se quede de golpe en blanco. El flujo de pensamientos de congela para dejar paso a la impresión tan grande que causa esa enorme muralla de hielo azul y blanca. No puedes despegar los ojos de ella; te hipnotizan sus formas irregulares, las afiladas puntas, las grietas profundas y la increíble gama de azules. Es una sensación tan embriagadora que quieres abrazar la gigantesca masa de agua y perderte en ella, fundirte en ese azul intenso.
Una se siente nada y menos ante la majestuosidad de la naturaleza. Pero no por ello te sientes inferior o desdichada, al
contrario, la Pachamama es tan sabia que, ante una muestra tan grandiosa de su belleza, es capaz de contagiarte y hacerte sentir que también formas parte de ella, que, en realidad, somos una; la
misma esencia, distinta forma. Ojalá, al igual que la madre naturaleza esculpe la suya, desarrollemos nosotros nuestra belleza interior, y sin prisa pero sin pausa, como ella nos enseña para que podamos así, contagiar al resto del mundo, que le hace mucha falta, y sentir más amor por nosotros, por nuestro entorno y por nuestro planeta.
Si aprendemos a observar, veremos cuántas lecciones valiosas nos tiene preparadas la madre tierra. Y ahí están, listas para todo aquel que quiera verlas y las busque con el corazón.

viernes, 27 de abril de 2012

Temporada baja

Hasta ahora, recorrer zonas turísticas en temporada baja, para mí siempre ha sido más positivo que negativo; desaparece la gran masa de gente, los
precios caen, a la gente local le baja la repentina fiebre del oro y trata mejor y cuida más al poco turista que sigue llegando, etc. De hecho, en todo lo que he recorrido hacia el sur, no me he encontrado con un sólo extranjero, lo que ha generado que los locales con los que viajo muestren interés en ésta foránea y se acerquen a charlar. He disfrutado de lindas conversaciones en autobuses y barcos. La gente te habla de los problemas o la belleza de su zona y no imaginan la cantidad de información práctica y cultural que me aportan. Muchos me dan consejos e incluso me han ayudado a organizar mi viaje sin plan. Esta parte del viaje es la que me encanta, la que me llena y de la que más aprendo y es por eso, que me gusta viajar en temporada baja. Sin embargo, tengo que decir que en la Patagonia, tanto chilena como argentina, cuando se habla de temporada baja, llevan el término a su máxima expresión: no turistas, no servicios. Los servicios se reducen a menos que el mínimo. Me he encontrado transportes que ni siquiera operan más hasta el próximo verano. Cerraron y punto. Otros que reducen tanto los servicios que operan una vez a la semana y, si llegaste el
día después de la salida, ajo y agua, o esperas una semana en un pueblo perdido de la mano de Dios o cambias tu ruta. Que fue lo que me paso ayer; que por no esperar esa semana, tuve que pasar al otro lado de la frontera y cruzar la
Patagonia de oeste a este, para poder llegar por fin a la punta sur de Argentina. 24 horas en bus, pero era eso, o perder una semana esperando al siguiente bus. Lo malo es que no hay cómo anticiparse a esto porque no hay
donde informarse. Las empresas no actualizan sus páginas y, si llamas, o no cogen el teléfono, o no tienen ni idea. En fin, hay que echarle paciencia y buena onda porque, porque si no, te amargas. Yo estuve gran parte del trayecto que hice en barco planeando la ruta que iba a hacer por tierra y ayer se fue todo al carajo, horas de planificación perdidas y sitios que deseaba recorrer cerrados. ¿Qué le vas a hacer? Tomártelo con humor, no más. Y bueno, a todo esto, aún no he llegado. Aquí sigo; en el bus, con el culo dormido, los ojos cuadrados, con dos entradas del blog escritas, con miles de hectáreas de pampa argentina oteada, con decenas de páginas de mis libros leídas y miles de pensamientos cruzados...a los que se suman uno más: "está bueno esto de escribir un blog, logra matar bien el aburrimiento y descargar la mala ostia...mmm...me
siento como nueva".

Lo siento lectores, no todo es fiesta cuando se viaja, hay partes tediosas...y también corresponde contarlas.

Gracias por la paciencia, escribir me hace bien.
Un beso.

Ese amor incondicional...

¿Qué es lo que a todos nos viene a la mente cuando pronunciamos o leemos "amor incondicional"?
El amor de un perro, verdad. Y es tan cierto que ese es el mejor ejemplo de amor incondicional, que ya es una expresión hecha. Quién no ha tenido un perro alguna vez en su vida y ha sentido este tipo de amor, más allá de si fue correspondido o no. Quién es capaz de dudar de esa fidelidad que nos brindan día a día, seamos quienes seamos y estemos del humor que estemos. Ya podemos ser unos auténticos hijos de puta con ellos que ellos siempre van a estar ahí de forma incondicional. Jamás van a elegir otro dueño; ni uno más guapo, ni más bueno, ni más inteligente, ni con más dinero, ni con más tiempo libre... Se van a quedar con nosotros por siempre. Ese es su amor. Tan fácil de encontrar y tan poco valorado. Somos masocas; siempre buscamos amores más imposibles, más sufridos. Si un amor es fácil, puro e incondicional, lo desechamos. Qué idiotas.
Estoy en un bus...sí, otra vez y, sí, mi amor a los buses es casi incondicional a estas alturas del viaje. Estoy casada con ellos..una relación amor/odio muy intensa; cuando paso la noche con ellos y me despierto, tengo el cuerpo igual de molido que si hubiera pasado la noche entera con un amante... Cuando me subo los adoro y cuando me bajo los odio. Pero me hacen llegar a sitios maravillosos y vivir en ellos sensaciones intensas como la de ésta noche:
después de la cena (sí, en los buses nocturnos dan cena, señores), pusieron la clásica película americana; buenísima para quedarse plácidamente dormido. Pero ¿qué pasó? que mientras esperaba a quedarme dormida me enganché a la historia que iba de una familia y un perro. Y el perro pa'rriba y el perro pa'bajo... y todo genial y bien americano hasta que el perro, al final de la peli, se muere de viejo. Y, como son poco dramáticos estos de Hollywood , hicieron un final tan triste que hasta las piedras hubieran llorado, ¡cojones! Y aquí estoy, a oscuras en el bus, llorando como una magdalena, (menos mal que estamos a oscuras y que no tengo a nadie al lado..) y recordando a todos los perros con los que he compartido parte de mi vida y que ya no están... snif...snif... y, por supuesto, recuerdo a mi pequeña Thai, y me pregunto cómo estará... allí en Tenerife, en casa de la abuela, esperando a que yo regrese de mi "aventura con los buses" para recibirme con su amor incondicional...


Pd: También van unas lagrimitas por la cantidad de perros abandonados con los que me he encontrado en las calles de Argentina, de Uruguay y de Chile. También ellos me hacen llorar.

Foto1: Thai, mi perra.
Foto2: Perro callejero que se acostó a mi lado en una plaza de Chile.

martes, 24 de abril de 2012

Recibir sin pedir.

Una vez más me siento afortunada. El buque está a punto de atracar en el puerto de destino y, no sólo nos han tocado unos días de navegación increíbles para esta época del año; con buena mar y sol, sino que, para mi sorpresa, el capitán me invitó a cenar con él y con su segundo oficial a su comedor particular. Acepté encantada. Fue una cena muy agradable; hablamos largo y tendido de temas muy interesantes y, además, resultó que el
capitán conocía Tenerife en persona porque había atracado allí varias veces cuando trabajaba como capitán de petroleros. Qué pequeño es el mundo para los hombres de mar... Y qué linda noche para mí.
Encima, como estamos llegando al puerto de destino y ya es de noche, el capitán me ha ofrecido un camarote para que pase la noche abordo y no tenga que salir a estas horas a buscar un hostel. Su gentileza me ha abrumado de tal modo que no puedo más que preguntarme cómo agradecer tanta hospitalidad y amabilidad allá donde voy. Se genera en mí un sentimiento de deuda muy fuerte con el que no sé bien como lidiar. Supongo que se trata de aceptar sin más lo que la vida te brinda, pero mi educación me impide sentirme del todo cómoda si no pago mi deuda de vuelta. Será otra lección más que debo aprender; aprender a recibir. Todo un reto para mí aún. Pero poco a poco. En cualquier caso, doy gracias al universo por esos ángeles que voy encontrando por el camino que tanto me cuidan. Qué suerte. Gracias.

lunes, 23 de abril de 2012

Navegar rumbo sur.

10:00 a.m. Zarpa el Don Baldo, buque de la Naviera Austral que, en poco más de un día de navegación, me dejará en el Puerto de Chacabuco, donde comenzaré la travesía por la Carretera Austral hacia la zona de los glaciares.
Había escuchado y leído bastantes historias sobre el Pacífico; un océano temido por impredecible, por su fuerza y su peligrosidad. El clima en esta zona también destaca por su inestabilidad, así pues, hablamos de un cóctel perfecto para poner a prueba a los grandes marineros...y ¿qué soy yo, sino una marinerita canaria con ganas de desafíos? Me sentí atraída por esas historias desde el primer momento y, aquí estoy, lista para desafiar a las fuerzas de la naturaleza y demostrarle al mundo que los canarios somos gente de mar, ¡síí! Y entonces, una vez hubimos zarpado, me envalentono cual intrépida marinera y subo a cubierta y, al salir, los agentes externos me ciegan...pero pronto descubro que no es el gélido viento austral, ni los latigazos de las olas azotando mi cara... no.....es más agradable que eso, de hecho, es algo tremendamente familiar...mmm y cálido...mmm....qué delicia... es el sol vespertino que me pega en la cara como si de un día de verano en Canarias se tratara. Observo y no veo una sola nube en el cielo, no hay una pizca de brisa, el océano, no se sabe bien si es océano o una piscina gigante...de hecho, tan calmo está que, cuando luego me detuve a observarlo vi clarito unas aletas dorsales asomando del agua...las seguí y al momento volvieron a salir, esta vez un poco más y más y más, hasta que salieron del agua los cuerpos completos de tres delfines, ¡delfines saltando! No lo creía, ¡vaya regalo mañanero! Así que, después de semejante panorama, este cuerpo ansioso de aventura, se relajó y disfrutó. De inmediato recordé a mi madre que siempre dice que nosotras llevamos el sol de Canarias allá donde vamos y ¡cómo negarlo! No puedo evitar sonreír por mi dicha... Así pues, que espere el entrenamiento marino, que esta sirena canaria está encantada de sentir el solecito rico en la cara...mmmm..

jueves, 19 de abril de 2012

Enfrentar mis fantasmas.

Llevo unos días ya en la Isla de Chiloe (sur de Chile) y hoy parto de nuevo hacia el continente, pero esta vez de otra manera. Esta vez SOLA.

No recuerdo ya el número de personas que me preguntaron cuando organizaba mi viaje que cómo se me ocurría viajar sola. Llevo viajando 3 meses y es la primera vez que voy a comenzar una etapa en la que estaré realmente sola. Hasta ahora conocí muchísima gente, compartí más con unos que con otros, pero entre unos y otros jamás me sentí sola. De hecho, con algunas personas la conexión fue tal que hasta viajamos juntas. Una de esas personas fue mi gran amiga Lilian, una pequeña sabia de la que ya he hablado, a quien conocí en Argentina y con la que recorrimos Uruguay. Y la otra fue Ber, de quien no he hablado hasta ahora, pero quien se merece una gran mención. A ella la conocí en el Cabo Polonio y de ella me enamoré. Vivimos momentos maravillosos en el Cabo y decidimos continuar parte de nuestros respectivos viajes juntas. Salimos juntas del Cabo, recorrimos Uruguay y cruzamos la Argentina hasta Chile, su tierra natal. Con ella descubrí un Chile que me era del todo desconocido y que también me enamoró. Fueron semanas tan intensas y maravillosas como inesperadas. Pero todo lo bueno tiene su fin y, en este caso, el final de su viaje separó nuestros rumbos; ella tuvo que regresar ayer a Santiago después de un viaje que duró 4 meses, y yo, que aún estoy en el comienzo del mío, me dirijo al lado opuesto, a donde siempre quise ir; a los confines de la tierra, el sur helado e inhóspito de la Patagonia. Quiero enfrentarme a esta nueva situación, a la temida soledad y a mis fantasmas, recorriendo la carretera austral hasta llegar a la Tierra del Fuego. Y allá voy. Deseo realizar esta parte del viaje precisamente sola. Deseo sentirme en esas circunstancias tan poco habituales para m. El frío y el mal tiempo son mis peores enemigos y será bueno hacer frente, tanto a las adversidades climatológicas como a las emocionales, sin tener a nadie cerca en quien refugiarme. Siento que después de esta prueba, si logro no distraer mis fantasmas con nada, ni con nadie, alcanzaré una tranquilidad interior tal, que podré disfrutar de la compañía de la gente de una forma más pura y sincera. Estando con consciencia; por deseo propio y no por distracción.
En una hora zarpa el barco que me lleva al continente, a el Chaitén (Chile). Empieza el desafío.

Un beso muy fuerte para ti, Ber, te deseo mucha fuerza en tu retorno a la vida normal, que la cuidad no apague la luz que desprendes. Que seas tú la que ilumine al resto. Y otro beso para tu hermosa
familia que tan bien y con tanto amor y calor me acogió en su casa. Me hicieron sentir como un miembro más y, sentir eso, estando a millones de kilómetros de mi tierra natal, me hace sentir muy agradecida y afortunada. Graciasssss por recibirme con los brazos abiertos Mao y Carola, y también a los pequeños pero grandes Anouk, Mika, Ivalú y Noah!!

viernes, 13 de abril de 2012

Cruzando fronteras: CHILE

No importa que sea viernes 13, que lleve viajando casi 48 horas seguidas entre trenes y buses, que esté mal comida, mal dormida, sin duchar y oliendo a tigre, porque estoy cruzando la frontera argentina por Bariloche en dirección a la Isla de Chiloé, en el sur de Chile y el paisaje es espectacular!!! Montañas, lagos, llanuras, cabañas de madera y, lo mejor, las praderas forradas de arboles de todos los colores; el otoño esta llegando y mis palabras no alcanzan a describir la belleza que producen las degradaciones de color de las hojas... es una explosión de tonalidades; verdes, ocres, naranjas y rojos, lilas, marrones, grises.. mis ojos no dan abasto; después del gris triste de la cuidad, esto me resulta visualmente orgásmico....ohhhh yesss...

Os dejo que me voy...con los sentidos...una y otra vez....mmm

jueves, 12 de abril de 2012

Tren a la Patagonia.

Estoy en un tren cochambroso de camino a la archiconocida Patagonia. Me espera un largo viaje nocturno por delante y quería aprovechar un rato, antes de quedarme frita, para escribir en el blog. Pero acabo de ver que la última entrada fue hace 17 días, cuando estaba a punto de estrujar pezones de vaca...¡qué lejos se me hace ahora aquello y qué intensa experiencia, por cierto! Han pasado muchas cosas desde entonces; estuve unos días más en la comunidad y luego decidí regresar de nuevo al Cabo Polonio. Ésta vez regresé sola; mi amiga Lilian, con quien había compartido todo el viaje por Uruguay, prefirió permanecer unos días más en la comunidad aprendiendo. Ya no volvimos a juntarnos. Yo, sin embargo, sentía que tenía una cuenta pendiente con el Cabo: Fabiana, la dueña de la Posada Noctilucas, donde me había hospedado la última vez, me había dado la oportunidad de aplicar mis conocimientos recién adquiridos en permacultura y construcción con barro en su posada y, pensé que, podría ser una linda experiencia poner en practica lo aprendido y dejar una pequeñita semilla en un lugar tan importante para mí. Así que, regresé. Además, quería volver a entrar en el "nido" de forma voluntaria para volver a dejarlo desde la conciencia, sin traumas. Y así fue. Volví y el recibimiento de mi familia Uruguaya fue increíble, todos se alegraron mucho de mi vuelta, fue hermoso sentir todo ese cariño y amor. Santi, Fabi, Fátima, Sole, Damián, Ajo, Ber...si leen esto: gracias por tanto, por todos los momentos compartidos, me los llevo en mi corazoncito, bien adentro, mis lindos. ¡Besos a todos!

Y bueno, llegué, hablé con Fabiana sobre su plan y nos metimos manos a la obra. Había dos cosas que hacer; tapiar una puerta y abrir el hueco para esa misma puerta en otra pared. La idea estaba clara: como en el Cabo, por ser espacio natural protegido, no se puede construir y, por ende, tampoco entrar materiales de construcción, había que inventar la manera de, con los recursos del lugar, lograr el objetivo. Así que, los principios permaculturales dieron sus primeros frutos cuando se me ocurrió reutilizar los materiales existentes y sobrantes del Cabo, es decir, la basura. Por un lado, sugerí la idea de tapiar el hueco levantando una pared con botellas de plástico. Y, por otro lado, encalar en hueco que íbamos a abrir en la pared con una mezcla hecha a base de arcilla, arena, caca de caballo y agua. El hueco que había que tapiar era interior, así que, el plástico no se degradaría. Era una buena opción: barata, sostenible, estética y legal. Y fue acogida con mucho entusiasmo. Todos se ofrecieron a ayudar y en un momento se formó un equipo de trabajo de primera. Santi, mi pequeño hermano uruguayo, se entusiasmó tanto que rompió el muro en un pispás. Los demás nos repartimos el resto del trabajo: recuperar botellas en las basuras y rellenarlas con arena o agua e ir a buscar arcilla en los médanos, arena en la playa y caca de caballo. Los materiales estaban todos allí, sólo había que encontrarlos y traerlos. La búsqueda fue un éxito, conseguimos muchas botellas, arcilla de calidad y caca de la buena; con consistencia y poco olorosa ;-)
Las botellas eran todas transparentes y las rellenamos unas con arena y otras con agua. Las que se rellenaban con agua servirían para dejar pasar la luz a través de la pared y lograr el efecto de la Noctilucas en referencia al nombre de la Posada. Las Noctilucas son las luciérnagas del mar; es el plancton que hay en el océano y que, al agitar el agua por la noche, debido a la energía estática, éste se ilumina.
Ése es el efecto estético que queríamos lograr y, con la
paciencia y la pericia de la parte femenina del equipo, se consiguió.
Cuando terminamos, todos estábamos contentos con el trabajo realizado y Fabiana, la "protomotora" del EcoEvento, también estaba muy orgullosa del resultado, lo que me llenó a mí de una profunda satisfacción. Fue genial la forma en que se desarrolló todo; desde el espontáneo comienzo al trabajo conjunto final. Qué fortuna que haya surgido la posibilidad de poner en práctica algo de lo aprendido en los cursos y que el resultado haya sido tan gratificante tanto para mí como para el resto. ¡Gracias, Fabi!
Después del "trabajo" me tomé, cómo no, unos días de descanso. Cualquier excusa era buena para extender la estancia en el Cabo: sol, arena y mar, largos paseos por la playa, atardeceres, hogueras, asados, buenas conversaciones, risas y, bueno, un sin fin de motivos para no irse, pero habia que irse. Disfruté de todo y de todos una semana más y me fui, con pena, pero esta vez segura de la decisión. Me despedí del Cabo y de su gente maravillosa y
continué mi viaje por Uruguay hasta la frontera
con Brasil y luego regresé a Buenos Aires de nuevo para terminar de una ve por todas de recorrer Argentina. Lo que había comenzado como una simple escapada de una semana a Uruguay, se convirtió en un mes y medio de profundo aprendizaje. Y fue maravilloso por lo inesperado y maravilloso por lo espontáneo. Fue todo un reto el romper con lo planificado para dejarme llevar y, así, dejar fluir a la vida y con ella las sorpresas que ésta nos aguarda. Hermoso.

Asi que, hace tres días que dejé Uruguay para pisar territorio Argentino. Y ahora que estoy aquí y recuerdo los momentos vividos allí para relatárselos a ustedes me siento triste y melancólica. Uruguay me llegó muy adentro; su gente tranquila, amable y noble, me hechizó tanto
como sus sierras hermosas de contornos suaves e inmensas praderas verdes, salpicadas de vacas y grupos de eucaliptos. Qué tierra tan rica por sencilla. Me enamoró. Y seguramente vuelva y por mucho más tiempo.

Beso